La determinación del PSA para el cáncer de próstata o el hacer un electrocardiograma anual para la detección de alteraciones cardiacas, son claros ejemplos que no han demostrado que salven vidas. Más bien, ambas pruebas pueden conducir a una peligrosa odisea de más pruebas y procedimientos.
Menos atención de la salud puede llevar a una mejor salud, por el contrario, un mayor cuidado de la salud puede dañarla. Aunque vaya en contra de la convicción que tienen la mayoría de los pacientes de que los exámenes y tratamientos son por si mismos beneficiosos y cuántos más, mejor.