Una de las cosas que aprendí de residente fue a sistematizar las exploraciones físicas. Y hoy después del taller de exploración neurológica me he acordado de este incidente crítico que comparto.
Era médico de familia en una consulta desde hacía poco tiempo, con lo que estaba tomando contacto con los pacientes. Un día consulta por primera vez una paciente muy histriónica, peculiar, exagerada. Pero como no la conocía previamente, no me llamó excesivamente la atención. Se quejaba de una intensa cefalea, que no cedía a analgésicos habituales. Nada en la anamnesis alarmante y exploración neurológica rigurosa normal (hasta con fondo de ojo y todo!). Aun así la derivé a neurología al no presentar historia previa de cefaleas. Es valorada por varios neurólogos (consulta a varios privados y acaba con una mezcla de fármacos... ). Y mientras le llega la cita del TAC, sigue viniendo a la consulta con su dolor que no cede, acompañada de una actitud muy extraña que yo seguía pensando que era su personalidad. Dejo de verla una temporada y cuando vuelve (la primera vez que consultó fue en abril y ya estábamos en octubre), viene con un gorro que se quita y, oh! cual fue mi sorpresa: estaba rapada y con una cicatriz de intervención quirúrgica. Su marido la acompañaba y estaba enfurecido, rabioso, queriendo culpabilizar de lo que les estaba pasando a alguien.
La paciente tenía un glioblastoma del que se acabó haciendo un TAC en urgencias, por que comenzó con focalidad y aún no le había llegado la cita del que tenía pedido.
El marido se quejaba de la tardanza y de por que no le habíamos prestado más atención. Yo estaba de piedra, no me esperaba ese desenlace y lo que hice fue expresar lo que sentía en ese momento: que sentía mucho lo que les estaba pasando y que sentía que se hubiera demorado el diagnóstico y que por favor me contaran que había pasado exactamente y como estaban. Al verme implicada se relajaron, se sentaron y no hubo más problemas. Me justifiqué enseñando todas mis notas de las veces que había consultado, con exploraciones completas cada vez que acudió y los informes de los neurólogos con nada a destacar.
El hecho de haber explorado sistemáticamente me ayudó a superar mentalmente el caso.
Siempre he pensado que, si hubiera conocido previamente a la paciente, hubiera hecho algo más. Tras la intervención del tumor su actitud cambió radicalmente (su comportamiento era un síntoma!!). Ahí está la magia de la medicina de familia.
Durante mucho tiempo después derivaba más de lo debido las cefaleas...pero en general aprendí muchas cosas de éste caso (la importancia de explorar siempre y bien, lo importante que es la continuidad con los pacientes, y como cambia la actitud de los pacientes si saben que te preocupas por ellos...y alguna cosa más que ya os contaré otro día...)
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