24 de febrero de 2010

La llamada al especialista

Muchos de vosotros habéis mostrado en más de una ocasión que uno de los momentos más angustiosos durante las guardias es la llamada al especialista. Aunque esté justificada, aunque lo hagamos bien, a veces no somos correspondidos y podemos encontrarnos con una situación de muy difícil digestión, que probablemente condicione el resto de la guardia y que añada aún más ansiedad ante la siguiente llamada que te toque hacer.

No es fácil afrontar dichas situaciones. Lo mejor es evitarlas (no me refiero a la llamada en sí, sino el "mal rollo"), pero no es fácil. No hay soluciones impecables para estos momentos. Pero sí algunos consejos que os pueden ayudar.

En el libro en el que algunos de vosotros ha colaborado, el "Manual de supervivencia del Joven Médico de Familia", hay un capítulo en el que hablamos de este tema e introducimos algunos trucos y consejillos para intentar que no nos coman la moral. A ver si os sirve.

Un saludo,


vuestro técnico

Una de las cuestiones que más estrés produce en una guardia de ámbito
hospitalario es la llamada al especialista de planta. Esto es aún más
manifiesto cuando resulta además que el especialista en cuestión está de
guardia localizada. Muchos de nosotros, desafortunadamente, hemos tenido
malas experiencias en ese sentido. El temor que a veces sentimos cuando nos
vemos obligados a utilizar el recurso de consultar a un compañero de guardia
o trasladarle la necesidad de intervención quirúrgica o de internamiento, a
veces juega malas pasadas y puede llevar a malentendidos en los cuales
alguno de los tres implicados (paciente, el otro especialista o tú) puede
salir perjudicado.
Es conveniente antes de la llamada repasar los procedimientos o protocolos del
hospital, para cerciorarte de su oportunidad. A veces los pacientes acuden por
problemas de salud complejos y en ese caso el manejo en urgencias puede llegar a
ser engorroso de explicar. Para tener claro qué decir, puede ser útil hacerse un esquema mental o incluso por escrito de los elementos esenciales del escenario
clínico, y los motivos de la llamada. Cuando llames al especialista de planta,
antes de nada preséntate e indicándole de dónde le llamas. Dirígete con respeto
y con voz amable. Sé asertivo, hablando con seguridad, exponiéndole los elementos
clave del caso y justificando los motivos de la llamada de una forma clara y
lógica; al mismo tiempo, sé receptivo y acepta las sugerencias que te
puedan dar si éstas son aceptables (cerrarse en banda no conduce generalmente a
nada). Si encuentras alguna discrepancia, trata de averiguar el motivo de la
misma. A veces, la resistencia puede ser tan insignificante que con una
breve exploración inicial, antes de meterte de lleno en la discusión, se
puede llegar a una solución sencilla por ambas partes. Mantén siempre un
tono de la conversación adecuado, evitando elevar la voz y tratando de
contener tus propias emociones (el típico “contar hasta diez” o respirar
profundamente antes de responder). Evita llevar la discusión al plano
personal: debes centrar la conversación a los hechos que te llevan a llamar
al compañero. Si recibes instrucciones por teléfono, asegúrate de haberlas
entendido bien, y si para ello necesitas que te lo repita o tomar nota no
dudes en hacerlo. Si consideras que las instrucciones son de vital
importancia o de trascendencia legal, puede ser necesario que utilice otra
vía como puede ser que rellene una hoja de interconsulta. Para ello, es
imprescindible que conozcas el funcionamiento del hospital y tus derechos
como trabajador, y que sepas hacerlos valer sin menoscabar el derecho del
otro ni mostrarle falta de respeto. Probablemente poniendo en juego algunos de estos elementos consigues evitar discusiones innecesarias entre compañeros de trabajo.

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